El mando nace de la superposición de anillos y cilindros con diferentes diámetros y alturas, conectados entre sí con biseles y superficies inclinadas para crear cambios de nivel continuos. Una construcción volumétrica en la que se inserta el mango. Aquí encuentra un amplio espacio la decoración que sigue el espesor de la palanca y valoriza su perfil: es una refinada elaboración de mil rayas obtenida mediante un proceso industrial de extrema precisión, que requiere estándares de calidad muy altos para lograr un resultado constante e impecable.